Mantra del día: Hay que morir para vivir.

Es parte de una canción de iglesia que llegó hace pocos días en mi cabeza de forma repetitiva. Y es que la frase lo dice todo. Pero, así como todo lo simple, la interpretación puede ser compleja y difícil. ¿Qué es eso que debe morir? ¿Qué significa vivir?

Luego la canción continúa con una frase alentadora al decir: Entre tus manos está mi vida, Señor.

Durante muchos años me dediqué a buscar razones para no creer. Durante muchos años me dediqué a enaltecer y a enriquecer el ego, el ego intelectual, como alguna vez lo leí. Ese ego que no permite derrumbar creencias propias, que no permite ver más allá de nuestras convicciones, que no permite juzgar nuestra propia forma de ser, ya que todo esto es un ataque directo al él. Y al ego no le gusta ser cuestionado. Él es el rey, y como buen rey, siempre tiene la razón.

Justo de esto se trata este coro: dejar morir el ego, dejar morir las creencias, cuestionar las convicciones. Y así como dice Mario Mendoza, morir varias veces a nosotros mismos, a lo que creíamos ser, a lo que creíamos que nos representaba respecto a ideas y creencias.

Solo así se puede vivir. Solo así se puede tener una vida realmente plena.

_Hay que morir para vivir._

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